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martes, 24 de febrero de 2015

Los dos cadáveres

Capilla ortodoxa en un cementerio ruso de la
Península de Kenai, en Alaska.
Después de tanto tiempo hoy os traigo una breve historia de fantasmas. Es un cuento ruso recopilado por Aleksandr Afanásiev en su libro Tales From the Russian (o Russian Folk-Tales). Mi intención es ir subiendo pequeños cuentos populares de horror (o fantasmas, al gusto inglés) que permanezcan enmarcados en el género del cuento de hadas. 


Un soldado había obtenido el permiso de volver a casa, y así poder rezar las imágenes divinas y postrarse ante sus padres. Y así fue que marchó; y cuando el sol hacía largo rato que se había puesto y todo se había vuelto negro a su alrededor, ocurrió que tuvo que pasar por un cementerio. En ese momento oyó que alguien corría tras él, gritando:

—¡Detente! ¡No puedes escapar!

Se volvió y vio que tras él había estado corriendo un cadáver al que le crujían los dientes. El soldado saltó a un lado con todas sus fuerzas para alejarse de aquella cosa, vislumbró una pequeña capilla, y se dirigió rápidamente hacia ella.

No encontró un alma en la ermita, pero estirado sobre una mesa se encontraba otro cadáver, con los cirios encendidos frente a él. El soldado se escondió en una esquina y permaneció allí hasta que apenas distinguía si seguía vivo o no, pero esperando a ver qué ocurría a su alrededor. Apareció de pronto el primer cadáver, el que había ido tras el soldado, y al que había perdido al entrar en la capilla. Luego el que estaba tendido sobre la mesa saltó y comenzó a llorar:

—¿Para qué has venido?

—He atrapado a un soldado aquí dentro para comérmelo.

—¡Vamos, hermano! Él ha corrido hacia mi casa, así que me lo comeré yo mismo.

—¡No, yo lo haré!

—¡No, yo lo haré!

Y se enzarzaron en una pelea, levantando una gran polvareda con ellos. Llevaban un largo rato peleándose cuando los gallos comenzaron a cantar. Entonces los dos cadáveres cayeron sin vida al suelo, y el soldado pudo retomar su camino de vuelta a casa en paz, diciendo: 

—¡Que la gloria sea contigo, Señor! ¡Estoy a salvo de los muertos!

fin

Texto original en The Two Corpses, tomado a su vez de 
Russian Folk-Tales de Aleksandr Afanasyev (traduct., W.R.S. Ralston.), pp. 312.

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