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lunes, 27 de enero de 2014

La dama y el sapo


The Maiden and the Frog o The Frog Prince son los títulos por los que se conoce este cuento que os traigo a continuación. El primero corresponde a una de las primeras recopilaciones del cuento, por James Orchard Halliwell-Phillipps en Nursery Rhymes and Nursery Tales (1842), donde además ha recopilado otros cuentos como el de Los tres cerditos, El toro negro de Norroway, El gato con botas y Jack y los gigantes, entre otras canciones y juegos típicos ingleses. Al mismo tiempo los hermanos Grimm, desde Alemania, hacían su propia versión bajo el título The Frog Prince, or the Iron Henry, que guarda una estrecha relación con esta. Al parecer la historia es originaria de la frontera entre Inglaterra y Escocia, y así lo recoge el Aarne-Thompson-Uther (type 440, "Frog Kings").



Tiana y el Sapo,
de Walt Disney Studios.
Hace mucho tiempo vivía en la cima de una montaña, en el norte de Inglaterra, una vieja mujer y su hija. Eran muy pobres, y se veían obligadas a trabajar muy duro para sobrevivir; y el temperamento de la vieja mujer no era muy bueno, no como el de la joven dama, que era muy hermosa pero llevaba una vida enfermiza con ella.

La joven, en efecto, se veía obligada a hacer el trabajo más duro, ya que su madre había conseguido como principal medio de subsistencia viajar a otros lugares vecinos para vender pequeños artículos, y cuando ella volvía a casa por la tarde no era capaz de hacer muchas cosas debido al cansancio. Casi toda la labor doméstica en la casa recaía en la hija; la parte más aburrida de aquello consistía en ir a buscar agua que necesitaban al pozo situado otro lado de la colina, ya que no había ningún río o manantial cerca de su casa.

Ocurrió una mañana que la hija tuvo un desagradable accidente, yendo al pozo, al romper la única jarra que tenía, y no teniendo otro utensilio que ella pudiese utilizar para la tarea, se vio obligada a volver a casa si agua. Cuando su madre volvió lo hizo extremadamente sedienta, y la joven, temiendo las consecuencias de su accidente, le contó a la mujer lo que le había ocurrido exactamente.

La vieja mujer se enfureció, y lejos de lo que la hija hubiese podido pensar, señaló un tamiz, que resultó estar sobre la mesa, y le dijo a la joven que volviese al pozo y le trajera algo de agua en eso, o no se atreviese nunca a volver a casa.

La joven dama, asustada a más no poder por la furia de su madre, rápidamente cogió el tamiz, y aunque ella consideraba aquella una tarea imposible de realizar, casi inconscientemente se aventuró al pozo. Una vez allí comenzó a reflejar todo el dolor que le provocaba aquella situación y la absoluta imposibilidad que tenía de sobrevivir por sí misma, y se dejó caer sobre el borde del pozo, rota en llantos.

El Pozo del Fin del Mundo lo recoge
Joseph Jacobs en English Fairy Tales (1890).
Mientras ella lloraba, una gran rana se asomó a la superficie del agua y le preguntó porqué estaba llorando tan desconsoladamente. Ella se quedó algo sorprendida, pero al menos no se asustó; le contó toda la historia, y que ella lloraba porque no podía llevarse el agua en el tamiz.

"¿Eso es todo?" dijo la rana; "¡anímate, querida! Que si tan solo me dejas dormir contigo dos noches, y luego me cortas la cabeza, te diré exactamente cómo hacerlo".

La dama pensó que la rana no podía ir en serio, pero estaba demasiado impaciente como para considerarlo, así que al final hizo la promesa. La rana le dio instrucciones de cómo hacerlo con estas palabras:

Detenla con niebla (musgo), 
Y embadúrnala de arcilla; 
Y eso hará que puedas  
Llevarte el agua fuera.

Habiendo dicho esto se sumergió inmediatamente en el pozo, y la chica, siguiendo su consejo, consiguió llenar el tamiz de agua y volver a casa con ella; pero no pensó demasiado en la promesa que le había hecho a la rana. Para cuando la joven llegó a casa la ira de la vieja mujer se había desvanecido, pero mientras comían su ligera cena en voz muy baja, ¿qué iban ellas a oír salvo el chapoteo y el croar de una rana junto a la puerta? Y poco después la joven reconoció la voz de la rana del pozo, que le decía:

Abre la puerta, mi cariño, mi corazón, 
Abre la puerta, mi única querida; 
Acuérdate de la promesa que me hiciste 
En el prado junto al manantial.

Ahora estaba horrorosamente asustada, y rápidamente le explicó lo que ocurría a su madre, que también estaba alarmada por las circunstancias, tanto que no se atrevía a rechazar la admisión de la rana, quien, cuando se abrió la puerta, mientras saltaba por la habitación exclamó:

Ven conmigo a la cama, mi cariño, mi corazón, 
Ven conmigo a la cama, mi única querida; 
Acuérdate de la promesa que me hiciste 
En el prado junto al manantial.

Esa petición también fue obedecida, aunque, como se puede suponer fácilmente, ella no tenía ningún interes en tener un compañero en la cama. Al día siguiente la rana estuvo bastante callada, aunque evidentemente disfrutaba de la comida que le pusieron, la leche más pura y el más fino pan que se podía conseguir. De hecho, ninguna de las dos, ni la madre ni la hija, escatimaron en nada para hacer que la rana estuviese cómoda. Esa noche, justo después de terminar la cena la rana volvió a exclamar:

Ven conmigo a la cama, mi cariño, mi corazón, 
Ven conmigo a la cama, mi única querida; 
Acuérdate de la promesa que me hiciste 
En el prado junto al manantial.

Ella volvió a compartir su colchón esa noche, y a la mañana siguiente, tan pronto como se hubo vestido, la rana saltó junto a ella y le dijo:

Córtame la cabeza, mi cariño, mi corazón, 
Córtame la cabeza, mi única querida; 
Acuérdate de la promesa que me hiciste 
En el prado junto al manantial.



La dama apenas había cumplido aquella petición, cuando, de repente, en lugar de la rana se alzaba junto a ella el más apuesto príncipe, quien había permanecido mucho tiempo transformado por un mago, y que nunca hubiese podido recuperar su forma natural a menos que una doncella hubiese consentido, por su propia voluntad, compartir su cama durante dos noches. La alegría de los dos fue completa; la joven y el príncipe se casaron poco después, y vivieron muchos años disfrutando de la más plena felicidad.

fin

Texto original de The Maiden and the Frog.

Versos originales de James Orchard Halliwell-Phillipps:

Stop with fog (moss), 

And daub with clay; 

And that will carry 

The water away.

Open the door, my hinny, my heart,
Open the door, my own darling;
Remember the word you spoke to me
In the meadow by the well-spring.

Go wi' me to bed, my hinny, my heart,
Go wi' me to bed, my own darling;
Remember the words you spoke to me,
In the meadow by the well-spring.

Chop off my head, my hinny, my heart,
Chop off my head, my own darling;
Remember the words you spoke to me,
In the meadow by the well-spring.